Talavera la Vieja, el pueblo sumergido

Talavera la Vieja o Talaverilla era un municipio cacereño de la comarca de Campo Arañuelo, situado junto a la margen izquierda del Tajo.

No creamos que se trata de un despoblado cualquiera, sino de una antigua ciudad romana con miles de años de antigüedad que acabó bajo las aguas de uno de los grandes pantanos mandados construir por Franco en los años sesenta.

Conocida por ser la antigua ciudad romana de Augustobriga, a mitad de camino entre Emérita Augusta (Mérida) y Caesarobriga (Talavera de la Reina), era apellidada la vieja no por ser la más antigua de todas las talaveras, sino probablemente por disponer del mayor número de monumentos, destacando entre ellos el Templo de los Mármoles y el Templo de Cilla.

Su historia más reciente transcurre paralela a la construcción del embalse de Valdecañas. En 1957 se inician los trámites para su construcción, el cual permitiría el aprovechamiento hidroeléctrico del río Tajo ¿su consecuencia? Tener que abandonar el pueblo, pues las aguas del embalse engullirían directamente el municipio. Muchos vecinos se opusieron, en un principio, a abandonar sus casas, pero finalmente acabaron abandonándolo, pues las aguas del pantano cubrieron la villa en 1963. Sus habitantes fueron indemnizados y se vieron obligados a emigrar a otros municipios de Campo Arañuelo, a Madrid, Barcelona y el País Vasco.

Su término municipal tenía 39,23 km², tras la inundación del pueblo fue dividido entre los términos municipales de Peraleda de San Román y Bohonal de Ibor.

Lo único que las autoridades decidieron conservar del rico patrimonio de Talavera la Vieja fueron unas columnatas romanas del siglo II, llamadas Los Mármoles, que junto con algunas columnas del templo de Cilla, fueron cambiadas de emplazamiento, fueron trasladas piedra a piedra hasta una de las colinas del embalse, a día de hoy se pueden visitar, tan solo hay que coger la carretera que parte de Bohonal de Ibor hasta Navalmoral de la Mata y justo antes de pasar el gran puente que atraviesa el embalse quedan a mano derecha.

Otros edificios, como la iglesia de San Andrés y el ayuntamiento, fueron demolidos antes de la inundación.

Algunos años en los que la sequía aprieta y las aguas del embalse bajan podemos visitar sus ruinas, aunque hoy día tan solo quedan trozos de antiguas edificaciones, la mayoría irreconocibles, están teñidas de un gris desolador. Entre estos escombros que podemos reconocer están la iglesia, el antiguo ayuntamiento y los fundamentos del templo de Cilla.

La única excavación arqueológica que se hizo en el pueblo fue con carácter de urgencia entre 1956 y 1961. Las prisas por la pronta inundación del pueblo y la dejadez de las autoridades llevaron al expolio de numerosos restos arqueológicos, fueron encontradas gran cantidad de hachas, puntas de flechas y cerámica, además de varios dólmenes.

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