La Pantaruja como todos sabemos es un espantajo que durante la noche suele recorrer las calles del pueblo vestido con una túnica blanca y escondiendo su desconocida faz bajo una capucha, normalmente porta un cirio ó antorcha, se mueve con gran rapidez y en ocasiones camina arrastrando sus pies descalzos por el frío empedrado de las callejuelas pareciendo estar realizando algún tipo de penitencia.
Se deduce por su comportamiento que pudiera ser el alma en pena de un penitente que deambula de madrugada por las calles más oscuras de la población guiada por alguna promesa.
Las referencias aportadas indican que nunca se ha enfrentado a nadie, no se dirige a las personas con ánimo de amedrentarlas con su presencia, parece que su única misión es vagar en solitario realizando dicha penitencia, el caso es que solamente su presencia en la penumbra de la noche bajo un silencio sepulcral es inquietante.
Son muchos los pueblos de Extremadura donde hace muchos años dicen haber visto estos espantajos: Pantarujas, Pantarullas Mantaruja, Marimanta… el caso es que esta antiquísima tradición de las Pantarujas, que se creía extinguida, ha vuelto a renacer en Alburquerque, sin duda una población muy ligada a este ser.
La última vez que se la vio en este pueblo fue en diciembre de 2005, así lo aseveran varios testimonios:
José Pablo Rodríguez Meléndez, trabajaba en la panificadora de la Virgen de Carrión, cierto día se dirigía al trabajo en torno a las 5:30h de la madrugada. Cuando se disponía a estacionar su vehículo en los aparcamientos se dio cuenta que a unos 50 metros de él estaba la Pantaruja, parecía una personas vestida con una túnica blanca y una capucha que realizaba movimientos extraños, rápidamente comenzó a tocar el claxon para avisar a sus compañeros que se encontraban trabajando en el interior, pero en ese mismo momento el espantajo echó a correr a gran velocidad y se perdió entre el matadero municipal y una nave industrial.
La mayoría de los encuentros con esta fantasmagórica figura suelen ser de madrugada, pero en una ocasión a una mujer, que prefiere mantenerse en el anonimato, la divisó a las 8 de la tarde. Esta señora venía de hacer la compra por la Avenida de Extremadura, cuando a la altura de la plaza de toros, vio a la Pantaruja, estaba a unos 20 metros de ella en una zona oscura de la avenida, llevaba una túnica blanca abrochada a la altura del pecho y una especie de capa encima, en las manos llevaba algo que no pudo ver y unas especie de luces en la cabeza. Inmediatamente la mujer llamó a sus hijas que rápidamente se presentaron el lugar con el novio de una de ellas, todos pudieron ver al espantajo, en un momento dado la misteriosa figura echó a correr a tal velocidad que perdió de vista al chico que salio corriendo tras ella.
Podríamos decir que José Miguel Gemio Taborda, de 22 años ha sido la única persona que ha tenido una contacto directo con la Pantaruja, se le apareció una madrugada a las 5 de la mañana en la calle San Pedro, cuenta que llevaba una sábana blanca hasta los pies y un trozo de tela en la cabeza, con agujeros a la altura de los ojos y la boca, la capucha estaba atada por una cuerda al cuello y portaba una caña y un cirio, en un forcejeo consiguió quitarle la caña que portaba y la golpeó con ella en la espalda un par de veces, el espantajo salió corriendo en dirección a la calle San Antón y no volvió a aparecer.
María Esperanza Canchales, una chica de 17 años que trabajaba en una escuela taller, asegura que vio al espantajo de espaldas, en la calle San Antón, y corrió rápidamente hasta que en la plaza llamó por teléfono a una amiga.
Un matrimonio de edad avanzada venía de un baile en el Hogar del Pensionista y se dice que se encontró de lleno con este inquietante personaje, pudieron escuchar como les decía: «Hermanos míos, vamos a rezar un avemaría y un padrenuestro a las ánimas benditas del purgatorio».
Uno de los lugares del municipio donde se le ha visto con mayor frecuencia es el callejón que comunica las calles San Antón y San Pedro.
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