La “Torre de la Bella Alicia”

En el siglo XIV, los cristianos trujillanos convivían en el barrio de la villa de con varias familias de moriscos. Los moros se encontraban encabezados por el que parecer que fue su personalidad más distinguida, Al-Hamar. Al-Hamar, que vivía en la calle que hoy lleva su nombre, era una persona formal y muy respetada por los cristianos de la villa. Pero Al-Hamar tenía fijación con una bella joven cristiana, ella era Alicia.

Alicia era hija del noble caballero Ruy de Velasco, linaje emparentado con los Altamiranos y Bejaranos. De la joven se decía que era la más gentil y bella de las cristianas trujillanas, la describían como delgada, de cabellera oscura y tez pálida, con una mirada profunda que emanaba de sus dos hermosos ojos negros. Alicia tuvo muchos pretendientes, pero de todos ellos quiso entregarle su corazón al joven caballero cristiano Francisco Calderón Mendoza.

Corría el año 1344, cuando Alfonso XI de Castilla se dirigía junto a su séquito a cazar en las Villuercas, pero una gran nevada les obligó a hacer un alto en Trujillo. Aquella cacería reuniría junto al monarca a todos los nobles de la comarca y a los más valientes caballeros. Habiendo cesado el temporal, la comitiva que acompañaba al monarca partía hacia las Villuercas, Alicia desde las almenas de la torre, veía marchar a su amado Calderón Mendoza a lomos de su caballo.

Cayó la noche, las puertas de la villa ya se encontraban cerradas y las campanas de la Torre Julia tocaban a la oración. En mitad de la madrugada encontrándose Alicia durmiendo una presencia turbó su sueño y la hizo despertar sobresaltada. Al abrir los ojos se encontró frente a ella a un hombre vestido con una túnica blanca, era Al-Hamar. El moro sin mediar palabra comienza a acercarse a Alicia con lascivas intenciones, ella muy asustada consigue salir de la habitación y huye a la parte más alta de la atalaya. Al-Hamar la persigue como un poseso hasta llegar a las almenas, Alicia grita pidiendo auxilio, pero nadie la escucha, Trujillo duerme. Al-Hamar se va aproximando a ella poco a poco, pero ella al encontrarse acorralada decide salvar su honor arrojándose de lo más alto de la torre, su cuerpo cae sobre unas chumberas y queda aplastado en el suelo dando lugar a un largo reguero de sangre.

Enterado Calderón Mendoza del cruel destino de su amada, jura venganza y sale en busca de Al-Hamar con el fin de lavar su honor, el final del morisco se produce cuando la daga del caballero cristiano atraviesa su pecho. Siendo informado del suceso Alfonso XI ordena confiscar los bienes y arrasar la vivienda de Al-Hamar.

Desde entonces, la torre más alta de los Bejaranos, que observamos en las fotografías es conocida como la “Torre de la Bella Alicia”

El poeta Máximo González del Valle le dedicó estos versos a la torre de los Bejaranos:

 

La bella Alicia -la cristiana pura-
florece en tus almenas. Con furor
la persigue Alhamar loco de amor,
y ella loca de fe y en Dios segura.

Antes que el beso del Villano limpio,
los besos del vacío. Y al vacío
se arroja Alicia con valor cristiano.

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