La profetisa de Herrera

El siglo XV fue una época muy convulsa para los judíos de la península, tras su expulsión en 1492 lo único que les quedó a los miembros que permanecieron aquí (conversos) fue cultivar la esperanza de la llegada del Mesías, y con Él una redención que los conduciría a la Tierra Prometida.

En ese mismo siglo, mas en concreto en 1.488 nació en Herrera del Duque, Inés, hija de un matrimonio formado por un zapatero judío y su mujer, Inés no llegó a conocer a su madre que falleció al poco de nacer ella, pero muy fuerte debió ser la unión madre e hija cuando la joven con solamente 9 años afirmaba tener visiones en la que junto a su difunta madre ascendía a los cielos en un viaje por el reino celestial.

Afirmaba que "Fablaba con ella el Mexias, e la subia al cielo, e veya allá a todos los que avian quemado, que estavan asentados en sillas de oro; e que toviesen esperanza, que presto vernia el Mexias e los yevaria á la tierra de promisión".

Contaban las profecías de Inés que el día 8 de marzo de 1.500 vendría el profeta Elías trayendo consigo el mensaje de la anhelada redención, éste predicaría que con la llegada del Mesías habría perdón general para todos los conversos, se apiadaría de ellos, a pesar de haber pecado al estar viviendo como cristianos, tras su divina compasión todos caminarían junto a Él, como en el Éxodo, hasta la Tierra Prometida. En el camino hacía su redención todos vestidos de blanco atravesarían un río dejando atrás todas sus riquezas, una vez en dicha tierra vivirían todos en una ciudad próspera en gozosa abundancia, con grandes mesas repletas de alimentos.

Algunos, por aquella época pensaban que el día antes que el profeta Elías hiciera acto de presencia les harían una señal: se produciría una pelea entre dos frailes, uno representando a la fe cristiana y otro a la fe judía, saliendo este ultimo victorioso. Esta disputa ilusoria no era más que el fiel reflejo de las esperanzas de redención de los judíos.

El año 1.500 era la fecha elegida porque significaba el cumplimiento de un milenio y medio en el cálculo de la venida del Mesías.

A sus 11 años, en 1.499, Inés comenzó a hacerse famosa por sus profecías, tal fue su fama que Herrera del Duque se convirtió en lugar de peregrinación para los conversos que con cualquier pretexto pretendían conocer a la joven profetisa.

Corría el rumor que las personas que la visitaron habían visto los tres regalos que trajo del cielo: una espiga, una aceituna y una carta.

Hombres, mujeres y niños creyeron en sus visiones y en sus palabras hallaron el consuelo y la esperanza una gran cantidad de judíos conversos que anhelaban la llegada del Mesías. Hasta tal punto llegó la influencia de Inés que todos aquellos que la seguían se esforzaban día a día en cambiar su estilo de vida y vivir de acuerdo a los preceptos de la ley mosaica: comenzaron a ayunar, a respetar los diez mandamientos y descansaban los sábados vistiéndose con sus mejores ropas.

Llegaron a oídos de la Inquisición los mensajes anunciadores de Inés y el Tribunal del Santo Oficio de Toledo se hizo cargo del asunto en 1.500, la joven fue arrestada para prestar declaración en abril de ese mismo año y unos meses más tarde murió en la hoguera.

Algunos de sus seguidores consiguieron huir a Portugal haciendo así añicos sus ansias redentoras y los que se quedaron fueron detenidos y obligados a rendir cuentas ante la justicia divina, algunos de ellos siendo niños corriendo la misma suerte que la joven y acabaron pagando las blasfemias con su propia vida, famosos fueron los juicios contra Juan González, Juan de Segovia ó Rodrigo Cordón, gracias a la documentación que se conserva se conoce hoy la historia de Inés.

Fuente: Cuarto Milenio
gravatar

0 Comentarios

Deja tu comentario