• El Cristo de la Viga

    Siendo transportada la imagen por una yunta de bueyes hacia un pueblo de La Serena, la carreta se atolló y para poder sacarla del atolladero necesitaron usar una viga. Pero una vez sacada la carreta del atolladero los bueyes se negaron a seguir por lo que se optó por dejar la imagen en Valencia de las Torres donde se le construyó una ermita.

  • La tragedia de la bella Marmionda

    Aún hoy existen algunos vecinos de Portezuelo que creen que las oscuras manchas que tienen las rocas pizarrosas que se encuentran a los pies del castillo son la consecuencia de la sangre de los cadáveres de los enamorados.

  • El Conde Olinos

    -¡Mis morillos, mis morillos los que coméis el mi pan, a buscar al conde Olinos que a mis montes va a cazar; el que me lo traiga vivo un reinado le he de dar; el que me lo traiga muerto con la infanta ha de casar; el que traiga su cabeza de oro se la he de pesar..."

  • El muerto viviente

    Una fría noche de invierno en Baterno dos amigos se quedaron velando un muerto, era tanto el frío que hacía que uno de ellos decidió salir en busca de una botella de vino.

  • En casa de la Inquisición

    Cuanta la leyenda que existía un anciano preso por el Santo Oficio en Navaconcejo. Este hombre recibía periódicamente la visita de su hija, la cual era cacheada al entrar en la Casa de la Inquisición para que no introdujese alimentos de forma furtiva.

  • El Humanoide de Zafra

    “Vi una especie de persona o algo parecido, no sé qué era, pero nos quedamos mirándole fijamente hasta que estuvimos a menos de 1 metro de él” “Sea lo que sea lo que vimos, yo no quiero volver a verlo, infunde terror, no quiero volver a verlo en mi vida”

  • El Romance de Lisarda o Griselda

    “Se paseaba Lisarda por los altos corredores, con un vestido de seda que le arrastra los talones…”

  • El Ermitaño y el rayo

    Una tormentosa tarde invierno estando Martín rezando delante de un crucifijo en una cueva cercana a la ermita, notó como unas fuertes manos lo agarraron por el cuello y lo levantaron, ante si se encontró con dos ladrones:

  • Mario "El Espino"

    El joven exclamó antes de hundirse: “¡Ese cardo será el testigo de mi muerte!”. Nadie en Alburquerque dudó del suicidio de Mario.

  • El monaguillo muerto

    En la escultura puede verse a un individuo con los brazos alzados y el rostro angustiado, como queriendo agarrarse a algo.

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