Le hizo una curiosa propuesta: Le compraría su cuerpo en vida a cambio de una renta de 3.000 pesetas, una fortuna en aquella época, equivalente al salario medio de ocho años. Agustín recibiría 2,50 pesetas al día mientras viviese y a su muerte, su cuerpo pasaría a una especie de museo anatómico

Según la tradición que corre por la comarca existe un paso subterráneo que conecta la fortaleza templaria con la aldea cercana de Galizuela, este túnel sería utilizado como medida de escape tras una hipotética invasión al castillo

Cuentan que el cadáver estuvo sudando tres días y cuando sus restos fueron exhumados el cráneo de la religiosa presentaba un trazado bien marcado con la forma de la cruz

De repente se vio circundado por unas llamas de fuego que surgían de una especie de socavones que se abrieron en el suelo y que expelían densas nubes de humo que olían a azufre.