Tentudía, la batalla en la que se detuvo el día

Corría el siglo XIII y el Reino de Castilla se encontraba inmerso en plena Reconquista de los territorios ocupados por los musulmanes. Nos hallamos bajo el reinado de Fernando III, El Santo cuando en 1242, en Mérida, el guerrero luso, Pelayo Pérez Correa (Paio Peres Correia) es nombrado Gran Maestre de la Orden de Santiago y es el propio Fernando III quien le encomienda la dura tarea de  reconquistar el Reino de Sevilla.

Durante su descenso desde Mérida hasta Sevilla, a la altura aproximada de Calera de León, se toparon con los Sarracenos que impidiéndoles el paso les hicieron frente. Ambos ejércitos se enfrentaron en una cruenta batalla, ya desde el primer día de contienda la balanza del combate comenzó a decantarse a favor de los cristianos pero el día tocaba a su fin y la noche detendría la batalla, perdiendo así los cristianos la ventaja que llevaban sobre los árabes.

El capitán del ejército cristiano, Pelayo, viendo como la noche estaba a punto de poner un punto y aparte a la contienda, decidió pedir ayuda divina: hincó la rodilla en la tierra implorando ayuda a la Santa Madre con las palabras:

Santa María, detén tu día

Virgen de Tentudía

Como en tiempos bíblicos, sus palabras fueron escuchadas por la Virgen y el sol se detuvo en el horizonte el tiempo suficiente para que los cristianos lograran la victoria.

Como agradecimiento, Pelayo ordenó construir una ermita donde poder venerar a la Virgen, la situaron en la cima del monte más alto de la comarca, se construyó bajo la advocación de Santa María de Tudía (Tentudía). Posteriormente se edificó sobre sus cimientos un nuevo templo más grande, que fue erigido a la categoría de Monasterio en 1514 por el Papa León X,  gozando así de grandes privilegios y prerrogativas.

Exterior del Monasterio de Tentudía

Claustro del Monasterio de Tentudía

Hoy día es conocido como el Monasterio de Santa María de Tentudía y conmemora esta mítica batalla, es un importante conjunto arquitectónico de estilo gótico mudéjar catalogado como Bien de Interés Cultural Nacional. La Orden de Santiago encargó en 1518 la construcción de su retablo mayor al prestigioso maestro ceramista italiano Niculoso Pisano, el retablo es de estilo mudéjar y se combina en rica armonía con su bello colorido, resultando uno de los conjuntos cerámicos más importante de la península. La tumba de su fundador Pelayo Pérez Correa, se encuentra situada a la derecha de dicho altar.

Tumba de Pelayo Pérez Correa

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