La vaca vence a la serpiente

Hace ya muchos años, en la alquería hurdana de Martilandrán existía un ganadero poseedor de una hermosa vaca que producía leche en abundancia de muy buena calidad. Cierto día comenzó a notar como la leche que daba el animal empezaba a disminuir y su ubre más vez presentaba un aspecto más escuálido y seco. Intentando buscar explicación para tal anormalidad comenzó a contemplar con detenimiento el comportamiento del animal para ver que le estaba ocurriendo, tras varios días de observación pudo advertir como una gigantesca serpiente reptaba sigilosa por los riscales y trepaba por las patas del tranquilo animal mamando de su ubre con gran voracidad.

El asustado ganadero incapaz de enfrentarse a aquella monstruosa serpiente elaboró una treta: fabricó un ungüento compuesto por pólvora y restregó con él toda la ubre de la vaca. Al día siguiente y como cada día, la gigantesca serpiente, trepó por el animal y engulló con ansia su leche, como era costumbre. El efecto del ungüento no se hizo esperar y al tragar la leche tragó también la mortal pócima, el reptil comenzó a hincharse como si fuera una pelota y no siendo capaz su piel de soportar tal presión explotó volando por los aires.

Cuentan que de aquella explosión se formó una gran nube negra que descargó un tremendo aguacero que arrastró parte de la ladera hasta las profundidades del valle del río Malvellido formando el impresionante socavón que aún hoy puede contemplarse.

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